El verano es una época maravillosa. Nos liberamos de la rutina y los horarios, disfrutamos de más horas de luz, de la playa y la montaña, de la familia y los amigos… En definitiva, tenemos mucho más tiempo libre.
Si estás aprendiendo a tocar el piano, el periodo estival puede ser un buen momento para continuar con tu progreso. Dispondrás de tiempo y calma para afianzar todo lo que has aprendido durante el curso que acaba. También para repasar aquella pieza que nunca llegaste a dominar del todo. Es un buen momento para leer obras nuevas y ¿por qué no? para asegurar y mejorar tu técnica.
A continuación voy a compartir contigo algunas sugerencias para que sigas creciendo musicalmente durante estos meses de vacaciones.
¿RUTINA O IMPROVISACIÓN?
La organización de la práctica diaria depende de la personalidad de cada individuo. Sin embargo, mi experiencia me dice que si somos capaces de dedicar un momento concreto del día (¡incluso en vacaciones!) al estudio del piano mantendremos -e incluso incrementaremos- nuestro nivel durante ese periodo. Sobre todo porque no estamos sometidos a la presión de las obligaciones académicas o laborales.
Cada persona, un modelo de práctica
¿Te gusta levantarte temprano para aprovechar los días al máximo? Te propongo una rutina matinal de estudio, tal vez después de hacer algo de ejercicio y tomar un buen desayuno. Tu capacidad de concentración estará a tope y cuando termines tu práctica aún tendrás todo el día por delante.
¿Eres de los que prefieren dormir hasta bien entrada la mañana pero no quieren perderse las mejores horas de playa? Entonces fija un horario de estudio cercano al final de la tarde. Este puede ser un buen plan antes de salir a cenar con los amigos o la familia.
¿Estás cansado de los horarios estrictos? Si es así, siéntate al piano solo cuando te apetezca. Aún en ese caso, cuida la planificación de tu tiempo de estudio y conseguirás buenos resultados.
Independientemente del modelo horario de estudio que adoptes, te recomiendo que la siguiente secuencia de trabajo:
1. TÉCNICA
Con las escalas, los arpegios y los acordes rotos conseguirás:
- adquirir destreza y control técnico;
- automatizar patrones de digitación; y
- asimilar el concepto de tonalidad.
Además de todo ello, estos patrones constituyen la base de toda la música tonal. Sin embargo, pocos estudiantes los incorporan de buena gana en su rutina diaria de estudio.
Te prometo una cosa: si les dedicas el 20% de tu tiempo de estudio te reportarán innumerables beneficios. No es necesario que estudies todos los patrones cada día. Elabora un horario y distribuye a lo largo de la semana las escalas, arpegios y acordes que vayas a trabajar. Y aunque al principio lo veas como un enemigo, usa regularmente el metrónomo. Tu precisión rítmica y tu control del tempo mejorarán.
Estrategias de trabajo
Aquí tienes algunas sugerencias para hacer más variada (y menos aburrida) esta tarea:
- Estudia cada escala/arpegio primero con manos separadas y luego con manos juntas.
- Toca cada escala seguida de su arpegio y viceversa (alterna el orden cada semana, por ejemplo).
- Practica cada escala/arpegio mayor seguido de su relativo menor.
- Estudia todas las escalas/arpegios que empiezan en una misma nota. Por ejemplo: do mayor, menor armónica, menor melódica, cromática, arpegios…
- Estudia cada escala/arpegio con distintas articulaciones: legato, staccato, portato…
- Pruébalas con diferentes ritmos y no olvides darles un diseño dinámico musical. Haz crescendo en sentido ascendente y diminuendo en sentido descendente.
- Antes de tocar tus piezas, busca en ellas fragmentos de escalas o arpegios y refuerza su práctica. Te sorprenderá comprobar la cantidad de veces que aparecen estos patrones en todo tipo de música.
2. PIEZAS
Aprovecha el verano para leer piezas nuevas. Relajada y libre de preocupaciones y responsabilidades, tu mente estará mucho más fresca y receptiva. En definitiva, para asimilar nuevo material musical.
No te limites a hacer la tarea que te haya puesto tu profesor. Compra libros de partituras de tus compositores y artistas favoritos. Busca en Internet esa pieza que hace tiempo que quieres tocar. Cualquier cosa que a ti te motive valdrá. Si no estás seguro de que el nivel de la obra sea adecuado para ti, consúltalo con tu maestro.
Un consejo: prueba a tocar piezas de estilos distintos. Elige, por ejemplo, obras de autores o estilos que no hayas trabajado durante el curso. La variedad te aportará riqueza.
Repaso constante
Aprovecha ahora también para repasar obras aprendidas durante el curso (o en años anteriores). Tal vez te cueste un poco ponerlas al día, pero en cuanto lo hagas, sentirás que has madurado como intérprete. Te sorprenderás al comprobar que las tocas mejor ahora que cuando las estabas aprendiendo en clase.
3. MEMORIA
Este es un momento perfecto para trabajar la memorización de piezas. Dispones de mucho tiempo libre y tu cabeza está más despejada. Escoge algunas de las piezas que más te gustaron de todas las que aprendiste durante el curso. Crea tu propio repertorio (tu playlist personal) y sorprende a todos cuando te sientes al piano. Nunca más tendrás que pronunciar la odiosa frase: ¡Yo es que sin partitura no sé tocar nada!
4. ENTRENAMIENTO AUDITIVO
Intenta sacar de oído una o varias de tus canciones o temas instrumentales preferidos. ¡Pasa de vídeos tutoriales de YouTube! Intenta tocar nota a nota, frase a frase, las melodías que escuchas en la radio o en internet. Con este tipo de trabajo llegarás a ser un músico más completo.
Al principio puede que te resulte una tarea ardua, pero con paciencia comprobarás sus múltiples beneficios. Recuerda que todos los grandes maestros perfeccionaron su arte copiando lo que otros tocaron y compusieron antes que ellos. Bach copió a Vivaldi, Mozart a Bach, Beethoven a Mozart, John Lennon a Chuck Berry, Jamiroquai a Stevie Wonder… Y así hasta el día de hoy.
La mayoría de los arreglos para piano solo que se publican de canciones pop o rock son espantosos. O en el mejor de los casos, poco pianísticos. Además, la mejor manera de comprender los procesos compositivos es meterte en la música. Créeme: hacerlo te ayudará a mejorar tus interpretaciones y desarrollar tu concepto de estilo.
Aprende de tus ídolos
Hay muchas piezas cortas y sencillas que puedes aprender a tocar sin necesidad de la partitura. Da igual el estilo. Escucha las grabaciones originales de los temas que te gusten e intenta reproducir al piano sus acordes y líneas melódicas. Prueba a sacar de oído las partes de piano de esa canción de Alicia Keys o Bruno Mars que tanto te gusta. Si conviertes este ejercicio en un hábito, darás un paso de gigante en tu progreso musical.
¡Feliz verano y que no pare la música!
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