Cuando hablamos de un dúo de piano nos referimos a dos pianistas que tocan simultáneamente en instrumentos separados. Sin embargo, piano a cuatro manos es un modelo de composición o arreglo en el que dos pianistas comparten instrumento.
Características específicas del repertorio para cuatro manos
La suma de los dedos de ambos intérpretes permite explotar al máximo el potencial polifónico del instrumento. Aumenta las opciones de tocar notas simultáneamente y amplía las posibilidades de extensión a lo largo del teclado.
Las partituras suelen estar impresas para que la parte de cada pianista le quede justo en frente. La más aguda (al lado derecho del teclado) se llama primo y la más grave, secondo.
Esta modalidad interpretativa requiere una gran compenetración por dos motivos fundamentales:
- Ambos pianistas deben ponerse de acuerdo en los diversos aspectos interpretativos (tempo, carácter, fraseo, dinámicas…).
- Compartir teclado obliga en ocasiones a hacer maniobras casi circenses. Esto suele causar el asombro del público menos familiarizado.
Prejuicios injustificados
Algunas personas piensan (quedándose en lo anecdótico) que se trata de un mero espectáculo. También hay quienes cree que el piano a cuatro manos está destinado solo a los estudiantes principiantes.
Es cierto que hay muchas piezas escritas o adaptadas a este formato con fines didácticos. Pero también hay bastantes obras de primerísimo nivel escritas por grandes compositores de todas las épocas y estilos.
Arreglos y originales
Las obras para piano a cuatro manos pueden ser de dos tipos: arreglos y composiciones originales.
Muchas piezas para piano a cuatro manos son arreglos. Esto quiere decir que son adaptaciones de composiciones escritas originalmente para orquesta, conjuntos de cámara o coros. Algunas reducciones para piano de obras sinfónico-corales se adaptan a esta fórmula para su uso en ensayos. Esto les permite una mayor fidelidad a la partitura original.
También hay transcripciones, realizadas por el propio compositor (como el Requiem alemán de Brahms) o por otros (como la versión del Requiem de Mozart que Czerny publicó en 1828).
Por último, hay arreglos de obras orquestales adaptadas al formato de piano a cuatro manos con fines didácticos. Son un recurso fantástico para acercar las obras del gran repertorio a los estudiantes.
El piano a cuatro manos como recurso pedagógico
Muchos autores modernos han hecho del piano a cuatro manos un recurso ideal para que introducir a los estudiantes en la música de cámara. Por este motivo, además de los arreglos anteriormente mencionados, hay numerosas publicaciones con repertorio original pensado para estudiantes.
De hecho, muchos autores de este tipo de material son también profesores. Sus conocimientos musicales y pedagógicos se funden para producir obras de enorme interés y valor musical. Estos son algunos ejemplos:
- Microjazz for Duets (Christopher Norton, Boosey & Hawkes)
- Side by Side (Buxton Orr, Musicland)
- Duets with a Difference y Mixed Doubles (Pauline Hall, OUP)
Breve recorrido histórico
A lo largo de la historia muchos compositores han escrito obras para piano a cuatro manos. Autores de muy diversos estilos se han sentido atraídos por las posibilidades de este formato:
- Variedad de sonido.
- Amplitud del rango dinámico.
- Posibilidades polifónicas.
Los pioneros
La idea de usar a dos intérpretes de teclado (pero en distintos instrumentos) se debió, probablemente, a Johann Sebastian Bach. El gran maestro alemán compuso tres conciertos para dos claves, otros tantos para tres y uno para cuatro. Todos ellos con acompañamiento de orquesta de cuerda.
Se sabe que Ernst Wilhelm Wolf (director musical en Weimar en 1761) escribió varias sonatas para dos pianistas. Sin embargo, no vieron la luz hasta su muerte, en 1792. Así que las primeras obras para cuatro manos de las que tenemos constancia se publicaron en 1782 en Dessau. Se trata de las Drei Sonaten für Clavier als Doppenstücke spiel zwei Personen mit vier Handen, de C. H. Müller.
Johann Christian Bach, el menor de los hijos del gran maestro del barroco alemán y uno de los primeros concertistas de piano, escribió varias sonatas para piano a cuatro manos. Su estilo influyó mucho en Mozart, que compuso una serie de brillantes sonatas para interpretarlas con su hermana Nannerl.
Del Romanticismo hasta la actualidad
Aunque esporádicamente, Beethoven también dedicó su atención al piano a cuatro manos. Su Sonata op. 6, compuesta en 1796, es un buen ejemplo de ello. También sus dos series de variaciones, menos exigentes técnicamente, pero igualmente inspiradas.
Durante el Romanticismo y coincidiendo con el desarrollo del piano moderno encontramos ya una importante literatura para piano a cuatro manos. Franz Schubert fue uno de los compositores que mayor predilección mostraron por este tipo de repertorio. De hecho, el catálogo de su obra comienza con una Fantasía en sol mayor (compuesta a los 13 años de edad). Y una de las obras maestras de este género es su maravillosa Fantasía en fa menor.
Muchos otros compositores románticos escribieron música original para piano a cuatro manos. Por ejemplo, Robert Schumann o su amigo y protegido Johannes Brahms. Los 16 Valses, op.39 y las Danzas húngaras de este último están entre las piezas más conocidas de este género.
Siguiendo la tradición romántica alemana, el pianista y compositor de origen polaco Moritz Moszkowski compuso una serie de cinco Danzas españolas, op. 12. Estas danzas son sus obras más conocidas e interpretadas en la actualidad.
A caballo entre los siglos XIX y XX, algunos de los grandes maestros de la música francesa -como Fauré, Debussy, Satie, Ravel o Francis Poulenc– nos dejaron algunas de las obras para piano a cuatro manos más bellas de todos los tiempos. Concretamente, Ma mère l’Oye de Ravel y Petite Suite de Debussy son dos de las suites más brillantes que se han escrito para este formato.
Autor: Ismael Perera Hernández
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